mis maestros Leticia Acosta y Alec Seeger

Esta es mi reflexión mas sincera (Paula) sin adornos y todo lo abreviada de lo que soy capaz.

Los años van pasando y nuestros caminos profesionales van trazando recorridos que no nos habríamos imaginado. Hoy me gustaría contaros una pequeña historia, de cómo descubrí la fotografía documental en los reportajes de boda.

A modo introductorio os contaré que Leticia y yo nos conocimos cuando las canas ni se nos pasaban por la imaginación y por aquel entonces Alec también aparecía en escena… durante unos años nos separó un pedacito de océano, maduramos en la distancia y comenzamos a trazar caminos.

Nuestro reencuentro fue como un viaje en el tiempo y lo más importante, me encontré con dos fotógrafos que aunque yo aún no lo sabía, me iban a re-descubrir el reportaje de boda. Me entusiasma la fotografía documental, para mí es la extensión de un retrato, el retrato de un momento, un instante de vida que se inmortaliza.

Ellos nunca lo dirían, pero yo si que puedo (luego que se sonrojen en la intimidad), me reencontré con dos maestros, capaces de capturar la esencia que se respira, las vibraciones… de pasar desapercibidos y captar esos instantes fugaces llenos de contenido que sólo una mirada maestra es capaz de ver y capturar con una composición y un estilo personal, esa forma de ver lo que sucede desde un prisma intransferible.

A su lado, la fotografía de boda, cobró un nuevo significado y se volvió realmente interesante. Descubrí que documentar una boda es documentar un mar de sentimientos. Las miradas, los gestos, instantes llenos de significado que cuentan una historia, la historia de un día muy significativo pero sobre todo, una historia de personas.

Personalmente, para mí, el reportaje de boda habla de personas, de los lazos que los unen, de su personalidad y sobre todo de sus sentimientos. Para poder documentar una historia así, no sólo hace falta ser un gran fotógrafo documental si no además conectar con quienes retratas.

Dicho esto y teniendo en cuenta la velocidad a la que se suceden todos esos maravillosos instantes, comprenderéis por qué trabajar junto a Leticia y Alec es para mí un re-descubrimiento constante.

Fotógrafos, Leticia Acosta y Alec Seeger Texto Paula Toral

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