
La magia de la maternidad envuelta en luz dorada
El otoño tiene una luz única: cálida, suave y nostálgica. Es la estación perfecta para realizar un reportaje de embarazo en el campo, donde los colores ocres, dorados y rojizos se convierten en el escenario ideal para guardar uno de los momentos más especiales de la vida: la espera de un hijo.
En esta sesión al aire libre buscamos la naturalidad y la conexión real. Más que poses rígidas, lo que capturamos son caricias, miradas y gestos espontáneos que cuentan una historia de amor y de futuro. La luz del atardecer acaricia cada detalle, resaltando la belleza de la maternidad en un entorno sereno y auténtico.
Optamos por un ambiente cálido y minimalista, donde los protagonistas sois vosotros y la relación con vuestro bebé. El campo en otoño aporta un fondo incomparable: hojas caídas, tonos tierra y un horizonte abierto que simboliza nuevos comienzos.
Un reportaje de embarazo no es solo una sesión de fotos, es un legado visual. Son recuerdos que se transforman en patrimonio emocional para vuestra familia, y que dentro de unos años tendrán aún más valor.









Consejos para tu sesión de embarazo en exteriores
Si estás pensando en realizar tu sesión de fotos de embarazo en exterior, hay algunos aspectos que pueden ayudarte a que todo salga perfecto. Lo ideal es programar la sesión entre la semana 28 y la 34 de embarazo, cuando la barriga ya se luce de forma preciosa y aún te sientes con energía. En cuanto a la vestimenta, recomendamos ropa cómoda y en tonos neutros o cálidos, que armonicen con el entorno y permitan que la protagonista seas tú y tu bebé. Los complementos como sombreros, chales o coronas de flores aportan un toque especial sin restar naturalidad.
La hora del día es fundamental: al amanecer o, sobre todo, al atardecer, la luz es mucho más suave y favorecedora, lo que garantiza fotos llenas de calidez. También conviene elegir una localización que tenga un significado para vosotros: un campo cercano, un bosque en otoño o un entorno que os conecte con la naturaleza y la calma. Por último, lo más importante es que disfrutes del momento, olvides la cámara y vivas la experiencia como un recuerdo en pareja o en familia, porque esas emociones reales son las que hacen que las imágenes cobren vida.
