He de confesarlo, yo soy fan de las “Canenas” como vosotros las voy viendo crecer en fotos, sonreír, llorar, bailar… de cuando en cuando las veo en carne y hueso y me emociono como si me encontrase a Madonna en la panadería. Vamos, que soy super fan.
Siempre pienso en lo que disfrutarán viendo sus fotos cuando sean mayores, un “growing book” que va creciendo con ellas y contando su historia. Con dos tíos fotógrafos no podía ser de otra manera.
Nunca me ha convencido la idea de llevar a los niños a un estudio, sinceramente creo que los mejores retratos de los peques se obtienen en un entorno conocido al más puro lifestyle o en una localización dónde puedan campar a sus anchas. La fotografía de niños, en mi opinión, necesita naturalidad y espontaneidad, que los peques se sientan cómodos para ser ellos mismos, dejarles hacer. Su magia, su esencia son las que convierten un retrato en una pieza narrativa.
Y así llega hoy “Canena leyendo con Canena al fondo”